Duración: 4 h.
Ruta: Circular
Dificultad: Fácil
Esta semana realizaremos una ruta por las poblaciones de Viver y Jerica, donde encontramos una gran cantidad de fuentes, acequias y manantiales que en esta zona abundan y que hacen de la ruta especialmente agradable.
Empezaremos la ruta en la población de
Jerica, y después de dejar el coche cerca de la plaza, iremos en busca de la vía
verde de Ojos Negros en dirección Barracas, que sale de la parte norte del
pueblo, y cuando llevemos recorridos unos quinientos metros veremos un primer
túnel, aquí la abandonamos y tomamos el camino que sale por nuestra izquierda y
lo seguiremos hasta pasar por debajo de las vías del ferrocarril de Zaragoza, enseguida
encontraremos otro túnel más largo que atraviesa la carretera de Montanejos y
que nos acercara enseguida hacia la balsa mayor, y después de ver la caseta de aguas,
y girando a la izquierda encontramos una enorme balsa que recoge las aguas que
nacen en los Ojos del Prao y que con un caudal muy grande alimenta las
acequias de esta zona.
Dejamos la balsa y giramos a la
izquierda y en paralelo a la Acequia de Prao, recorremos aproximadamente un
kilometro con el incesante ruido del agua, hasta coger un sendero a la derecha
en continua ascensión hasta llegar a un pequeño collado con unos almendros, que
por las fechas se encuentran en plena floración y son de una belleza impresionante como
anuncio de la llegada de la primavera.
Allí comienza la subida hasta la
ermita de San Roque, es la única parte algo más complicada de la ruta, pues
aunque tendida es una subida constante, por una senda estrecha pero sencilla y
que poco a poco nos lleva hasta la ermita. La zona esta bien acondicionada con
mesas y bancos donde aprovechamos para descansar y disfrutar de las vistas de Viver,
Jerica y Benafer y del bonito paisaje que nos regala esta soleada mañana.
Abandonamos la ermita y comenzamos el
descenso por una pista en zigzag entre pinares hasta llegar a la zona de las
trincheras, que en muy bien estado de conservación, formaron la línea XYZ del
frente de Viver, las visitamos y continuamos el descenso hasta llegar a la
carretera de Benafer que la seguimos por la izquierda hasta llegar a la N234,
aquí giramos a nuestra derecha en dirección al barranco del Hurón, lo cruzamos
en dirección norte hacia el molino de Cirilo, pasaremos por las cuevas de Cazolón,
antiguos refugios de agricultores y animales.
Seguimos la senda entre huertos que
rodean el barranco, y curiosa es la plantación de palmeras que encontramos a
nuestra izquierda, hay tal densidad de ellas que no pasa ni la luz,
impresionante el número de plantas y lo rodeamos para pasar a la otra parte del
barranco para encontrar el desvío hacia los Ojos de Prao a nuestra derecha.
Llegamos enseguida al entorno de Los
Ojos de Prao, donde encontramos diferentes galerías con agua permanente a la
que accedemos por varias simas de hundimiento, que esta perfectamente vallado y
señalizado, y donde podemos descender a alguna de ellas pues hay escaleras para
su acceso y es un entorno precioso, donde aprovechamos para disfrutar de la
naturaleza como lo hizo en su momento el Botánico Cavanilles, y que se nos
recuerda en una placa existente en la zona.
Volvemos por la misma senda que hemos llegado,
hasta el desvío que nos indica una casa de piedra y tomaremos la senda de la
derecha en dirección a la Masia del Cristo, cruzamos la carretera y nos dirigimos
a la fuente de la Tejería, este punto hay que prestar atención pues es el punto
complicado de la ruta pues las señales desparecen y se convierten en
contradictorias.
Os recomiendo tomar la subida que hay
a la derecha de la fuente y tras pasar por detrás de una casa que hay unos cien
metros más adelante, dirigirnos por una trocha no muy complicada hasta
encontrar un vallado de cemento color verde y seguirlo hasta encontrar la carretera de la Fuente de San
Miguel, nuestro próximo destino y donde volvemos a encontrar marcas de sendero.
Seguimos la carretera y en unos
quinientos metros llegamos al magnífico entorno de la fuente de San Miguel, con
diferentes zonas de esparcimiento, mesas y muy bien acondicionado y con muchas
fuentes y manantiales, todo muy bien conservado. Saldremos del mismo por la
izquierda de los paelleros que están en la parte superior, y por la parte
izquierda entre huertos nos acercaremos a la Balsa de Aguas Blancas.
Llegamos enseguida a la Balsa de Aguas Blancas, enorme y es
el principal abastecimiento de agua de la población de Viver, junto a ella se
encontraba el antiguo monasterio del que hoy solo queda un monolito en su
recuerdo y junto a él un majestuoso y gigantesco álamo que impresiona por su
tamaño. Seguiremos el camino de aguas Blancas hasta llegar a una colonia
religiosa, con unas importantes instalaciones.
Aquí abandonamos el camino y
descendemos por unas escalinatas, siguiendo la enorme caída de agua, por su
altura y su caudal, que alimenta el molino hidráulico que se encuentra
rehabilitado y que por medio de un panel nos informa de su funcionamiento.
Enseguida llegaremos a la carretera de entrada a Viver, y pasando por la fuente
de Mosén Vilar iremos en busca del Paraje de la Floresta.
Lo dejamos a nuestra izquierda para
cruzar la carretera de Bejis y bajar en dirección al paraje de las Cuevas de
Gallur y el bello paraje del Sargal, con el rio Palancia, sus fuentes y los
restos del pueblo prehistórico en un entorno magnifico , digno de recrearnos un
rato en él.
Continuaremos hacia Jerica, por el
margen derecho del rio en continuos sube bajas de la senda y entre huertas y
campos de nogales, hasta llegar a la carretera de Jerica a Viver por la que
entraremos de nuevo a Jerica, y enseguida llegamos a la plaza donde tenemos el
coche.
Larga y divertida ruta en una
esplendida mañana, soleada y agradable que nos ha permitido recorrer los términos
de estas dos poblaciones y siempre acompañados por el agua, que hace mucho más
interesante esta ruta.