Ruta: Circular
Tiempo en movimiento: 3.30 h
Dificultad: Moderada
Ruta circular
que transcurre junto a la ribera del río Júcar a la altura del Tranco del Lobo.
Para llegar al inicio de la ruta hay que tomar el camino asfaltado que sale de la
salida de Casas de Ves a la derecha junto a un parque y un cartel indicador de las rutas de la zona en dirección
al Tranco del Lobo. Aparcaremos poco antes de que acabe el asfalto, junto a
unos pinos que nos cobijan del sol.
Haremos la ruta en el sentido de las
agujas del reloj. Comenzamos bajando por el camino hasta alcanzar el río Júcar,
la bajada es muy pronunciada y con mucha piedra suelta, y aunque es muy ancha y
protegida hay que hacerla con precaución por los posibles resbalones, mientras
bajamos vamos viendo el cauce del Júcar y el pueblo del Tranco al fondo.
Una vez llegados al rio, hay una
zona recreativa con mesas y bancos y una vegetación propia de zonas fluviales,
tupida y por las fechas que nos encontramos en su esplendor, es un rincón muy
bonito donde merece hacer una parada y disfrutarlo. Después cruzaremos por una pasarela
de madera, muy bien acondicionada y
que con su vaivén de puente colgante hace divertido cruzar el rio él.
Nos dirigiremos junto al canal hasta
el final donde podemos ver el aliviadero, que junto a la central abandonada,
tiene una caudal enorme que hace que el ruido del agua nos refresque.
Regresamos un pequeño tramo y cruzamos por el pequeño puente.
Unos metros más adelante alcanzamos
el abandonado poblado del Tranco, desierto cuando la central fue cerrada
y que en su momento, alojaba al personal de la central, llegando a contar en
sus momentos de plenitud con escuela y ermita, hoy se encuentra en buen estado
exteriormente, aunque las casas están bastante deterioradas interiormente y se
ha convertido en un museo de pinturas al aire libre que nos sorprendió mucho.
En las paredes se pueden contemplar unas
pintadas que son auténticas obras de arte. Aquella persona que las hiciera es
un auténtico artista. Merece la pena venir hasta aquí tan solo por verlas.
Después de disfrutar de estos
dibujos cargados de simbolismo, seguimos por el camino junto al río unos
kilómetros, esta es la parte más agradable de la ruta, pues la pista esta muy
bien y va en paralelo al rio con una agradable paisaje y una frondosa vegetación
que nos hace disfrutar de este tramo. Llegamos a una losa en el cauce enorme
que hace un meandro con unas cascadas muy bonitas y que por una senda podemos
acceder a una valla que nos permite verlos prácticamente desde el mismo nivel,
y continuamos hasta el siguiente puente,
cerca de la central del Bosque.
Cruzamos el puente y tras tomar una
curva pronunciada debemos estar muy atentos. Nos desviaremos hacia la derecha
por una pequeña senda no muy definida que nos pondrá a la altura del canal.
Éste lo cruzamos por un pequeño paso y enlazamos con la senda.
Al principio parece poco
perceptible, pero poco a poco dará paso a un antiguo camino de piedra,
zigzagueante, por el que ascenderemos hasta arriba sin apenas notar el
desnivel, ya que su trazado sinuoso suaviza la pendiente, aunque se hace largo,
pues aunque la pendiente no es excesiva, lo pedregoso del camino, la falta de vegetación
y el sol que ya apretaba hace más pesada la subida, hasta llegar a lo alto del
barranco.
Arriba caminaremos junto a campos de
cultivo, en plenitud por la epoca y al llegar al camino principal, seguiremos rectos dirección al vértice geodésico Tainadas (735 m) visible en lo alto de una pequeña ondulación del terreno. Tras hacer simbólica cumbre, y disfrutar del paisaje típicamente manchego de contrastes de colores de los diferentes campos de cultivo y esa línea tan definida que nos separa el horizonte, regresamos al camino y seguimos por él unos minutos por una senda hasta alcanzar el coche.
Disponible álbum fotográfico.-
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